Café en la Rehala Los Pelirroyos

Blindart de Indart

En la siguiente de nuestras paradas para conocer ejemplos notorios del Alano Español de trabajo, mantuvimos una estupenda entrevista, que sobre todo fue un verdadero placer, con el propietario de la Rehala de los Pelirroyos; un verdadero referente del mundo cinegético y montero de la provincia de Soria. Con él tuvimos la ocasión de tratar cuestiones tales como la calidad de los propios perros, sean alanos o de cualquier raza, el estado de la caza en la zona en cuestión, la composición y funcionamiento de las rehalas o la concesión de puestos en las monterías. Anécdotas venatorias e historias de lances que nos proporcionan valiosa información del rendimiento de los animales en el monte, cuando no queda más carta encima de la mesa que la verdad de la buena selección y las aptitudes de los canes ante la pieza.
Gran rehalero, dotado de un sentido y pasión innatos para el ejercicio de esta modalidad; es muy posible que nuestro anfitrión sea, a buen seguro, propietario de una de las más selectas y mejores rehalas de todo el territorio nacional. Esta excelencia, como cualquier aficionado sabrá, no es ni mucho menos fruto del azar, sino de una cuidada y exigente selección sobre todas las castas y tipos de perros que componen su equipo; algo que sólo los mejores consiguen labrar sobre su esfuerzo, desembolsos económicos importantes, sinsabores y mucha dedicación. Largas horas de coche junto a su hermano para montear de punta a punta de España, de mancha en macha y de monte en monte por Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha para comprobar de primera mano la actuación de las rehalas en diferentes terrenos y circunstancias; así como para ojear animales excepcionales e incorporar su genética a la de su casa. Tal nivel de selección llevó a que, incluso, algunos de los mejores perros que algunos han tenido jamás entre sus filas eran descartes de la espartana ley que rige en las perreras de Los Pelirroyos.

Atila de Los Pelirroyos

Ante tamaño criador y cazador, no pudimos sino tener el lujo de conversar con su propietario y encargado para llevarnos con su permiso y agrado algo de su sabiduría tanto cinegética como cinológica; ideas y conceptos de alto valor para los que sentimos por igual este arte latiendo en nuestras venas. Mayor honor y agrado cuando a las dotes de un gran maestro se le suman la humildad y la calidad humana de una gran persona. En tan agradable contexto y combatiendo el recio clima soriano con una buena taza de café, nos metimos en faena y empezamos a hablar de perros.
Como hemos dejado claro en varias ocasiones, la primera de las esencias por la que se rige nuestra filosofía, tanto en la caza como en el perro, es la pura y llana verdad de las cosas, y es por ello que no ocultamos que la impresión general que sobre el alano nos dejó nuestro buen amigo fue la del desencanto. No por la propia raza en sí, si no por las experiencias negativas con elementos humanos dentro del mundo alanero; pues ha topado, por desgracia, con mucha falsedad en gente que fingía amistad sólo por tener la posibilidad de cubrir con alguno de sus formidables machos, especialmente el gran ejemplar que fue Atila de Los Pelirroyos, uno de los mejores alanos españoles criados en su casa. Fue este animal de tal calidad que merece nos detengamos un poco a contar su historia.

Atila de Los Pelirroyos

Atila fue hijo de Blindart y Rubia de Indart, afijo y nombre de un famoso ganadero, tratante y cazador del norte de España y que, probablemente, fuera el propietario y criador de los mejores perros de agarre de aquellos años; ya que, debido a su oficio, en el ir y venir a la busca y compra de ganado topaba en diferentes explotaciones con muchos perros dedicados a este fin, comprando a cualquier precio aquél perro que le gustase o le pareciese apto para probar en la caza de agarre. De esta manera, el singular carnicero obtuvo a Blindart; y según nos cuenta nuestro interlocutor, después de este can no ha visto con sus propios ojos cualquier otro ejemplar de presa, fuese alano, dogo argentino, bóxer, pitbull, etc. que le haya hecho sombra. Para muestra un botón, es ilustrativo mencionar que este perro paraba el sólo cochinos de hasta 80 kg; mordiendo a placer y no sólo en las orejas, pues su firme presa de acero le permitía detener a los macarenos directamente por la jeta, frente a frente, alcanzando tal poder de presa que trituraba literalmente el hueso del poderoso hocico del jabalí aún con el grueso escudo de la pelambre, la piel y el músculo. Rubia, la madre, también fue una perra de mucho nivel, pero sin llegar a la explosiva potencia y acometida de su consorte.

Blindart de Indart

De la unión de tan formidable sangre nació, pues, Atila de Los Pelirroyos. Atila heredó muchas de las magníficas características de su progenitor; llegando a ser un gran y afamado alano. Y, como tal, muchos criadores de destacados afijos le trajeron perras a cubrir; en algunos casos hasta siete u ocho hembras. Igualmente, los hubo que ofrecieron plebeyas al «Rey de los Hunos» , villanas o cruces de tal; curiosamente, individuos que más tarde pasaron a ser ‘abanderados’ del alano antiguo o que incluso llegaron a negar haber cruzado amas con Atila. Ver para creer; es este y no otro el mayor cáncer que azota al mundo del alano y al del perro en general: el de la mentira y el engaño. Es también de justicia decir que las montas de Atila se realizaron gratis, no recibiendo ni un cachorro su propietario a base de regates y excusas de la más variada índole. Con semejante panorama, no es de extrañar la desilusión que nuestro anfitrión muestra con buena parte de quiénes componen el mundo alanero; tal es así que la única hembra que aún hoy conserva nunca ha sido cubierta por uno de su raza, tan sólo sacó camada con un buen mastín del que aún se guardó un macho que, por cierto, funciona bastante bien.

El famoso Indart con sus alanos después de una buena jornada de caza

Retomando el hilo de nuestra tertulia, cupo por supuesto la actual situación de la modalidad, en la que no está bien visto montear con alanos ni con perros de presa en general; pues la excesiva comercialización de los puestos han llevado a que, como el que paga manda, siempre se rema a favor de que se dispare cuanto más, mejor. Es por ello que se mira con desagrado el lance a diente demonizando a nuestra raza y, cuando este se produce, es por cuenta de los punteros o buscas, podencos y sus cruces, que tras un acoso feroz consiguen parar las reses; siendo en este momento de tanta peligrosidad para estos animales no especializados en la presa cuando, ya sí, deben entrar los alanos, que son por tanto los que rubrican el agarre y no los que lo inician. Así y con todo, es preceptivo comentar la alta especialización y selección que ha alcanzado este tipo canino; surgiendo de la amalgama de cruces sobre la base del gran podenco diferentes castas afianzadas, en las que casi cada casa guarda su propia receta del éxito, en el que casi siempre entran las variables del mastín español y los grandes grifones franceses. Tal es el caso de los llamados urracos y el mítico perro montero Valdueza.
Con estos mimbres, nos comenta nuestro entrevistado con toda la razón que da la sabiduría y la experiencia, que, a día de hoy, la rehala en la caza de montería juega un papel puramente levantador, debiendo mover el monte con buenas ladras y llevando las reses a los puestos; pues es por lo que paga la gente que acude a los cazaderos. Si eres un rehalero que busca cazar para sus perros, con agarres y lances a cuchillo, los organizadores no te vuelven a llamar. Así de duro, así de sencillo. Es por ello que, como buen superviviente, nuestro anfitrión se adapta estoicamente a las tendencias imperantes; sabiendo disfrutar de sus perros a la par que ofrece excelentes servicios a sus contratantes en todas sus intervenciones y no faltándole, gracias a Dios, las llamadas para contar con los servicios de sus tropas por los montes de España. Es la satisfacción del deber cumplido y del que vive con pasión su oficio lo que nos transmite nuestro amigo.

Así y como todas las cosas buenas y agradables, se nos pasó volando la velada, siendo inevitable que quedase algún tema en el tintero; pero como los ratos en tan grata compañía siempre dejan con ganas de más, sin duda volveremos a visitar esta magnífica rehala más pronto que tarde, tratando de reanimar la afición por el Alano Español de tan inmenso rehalero y tan magnífica persona.

Alanos y Alaneros de Ley

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